domingo, 8 de abril de 2012

El Palacio Real de Aranjuez





El  Real Sitio y Villa de Aranjuez es interesante por su Palacio Real, sus Jardines, por el trazado cuadricular de sus calles y  por sus huertas históricas





Durante el Renacimiento, con Felipe II comienza la construcción del nuevo Palacio Real en Aranjuez quien fue apoyado por la población y continó los cambios hechos por su padre aumentando la extensión del Real Bosque, iniciando una obra como presas, canales, que permitiría regar las tierras, alimentar los juegos de agua de las fuentes y, en definitiva, convertir aquello en un prodigioso vergel.
Además fue el encargado de idear un sistema de Reales Sitios en los alrededores de la capital.




Felipe II decidido a construir un Palacio en Aranjuez, hizo llamar al arquitecto, Juan Bautista de Toledo, conocido también por el proyecto del Monasterio de El Escorial.
Dicho arquitecto comenzó el primer día del año de 1565 aunque ya tenía preparadas las trazas y los modelos del nuevo Palacio, el terreno y ya se había terminado una parte de la cimentación de la superficie.
Tras estas construcciones, Juan Bautista, recibió una gran oferta para acabar todas las obras comenzadas por su padre y trazar modelos de nuevas construcciones, pero en la primavera de 1567 el conocido arquitecto fallece pudiendo afirmar que la preocupación por Aranjuez y su Palacio, le acompañó hasta su lecho de muerte, ya que pocos días antes asistió a la obra debido al empeño del rey por terminarla.





La sustitución de Juan Bautista en las obras reales fue un gran problema hasta que fue elegido Jerónimo Gili, por el propio Juan Bautista antes de morir.
Sin embargo, Gili tuvo muchos problemas con la obra, y Felipe II introdujo en la obra a Juan de Herrera hasta que éste quedó como único responsable del Palacio de Aranjuez en 1575. 
La escasez de recursos económicos provocó la paralización de la obra hasta el siglo XVIII bajo los Borbones.
Destaca como construccion con el proyecto de Felipe II, la capilla palatina, la Torre de la Capilla, y las estancias del Rey abiertas al jardín. De la fachada sólo destaca el tramo entre la Torre de la Capilla, con una simple cúpula, y el primer eje del cuerpo central, con sus tres alturas.



  


Ya en época de los Borbones, el Palacio y los jardines de la Isla comenzaron a notar de nuevo cambios, con el nuevo monarca Felipe V quien además de estar interesado en la terminación del Palacio, quería que se conociese Aranjuez como Real Sitio.
En 1715, Felipe V encargó una ampliación a Pedro Caro Idrogo y a partir de 1719 Idrogo ya había comenzado la obra, derribando la Casa Maestral unida al Palacio de Felipe II, haciendo avanzar la construcción en la zona norte.
Idrogo construyó la estructura que conforma el actual cuerpo del Palacio, además de proponer soluciones para la escalera principal, y una nueva distribución de espacios, como de las oficinas y despachos de la Administración como las Secretarías de Hacienda, Guerra e Indias, en torno al patio.


   

Aunque Idrogo tuvo algunas diferencias con el Gobernador de la obra, Juan Antonio Samaniego, quien escribió contra la obra del arquitecto, no pudo replicar debido a que Idrogo falleció al año siguiente, sucediendole Étienne Marchand que murió en 1733 y Léandre Bachelieu, el cual fue capaz de acabar la fachada principal en 1739 a merced de Felipe V.



Posteriormente, el arquitecto conocido como Giacomo Bonavia quien es nombrado en 1745, como encargado de las obras del Palacio, hasta su fallecimiento en 1759.
Bonavia se encarga de la obra más amplia del Real Sitio, desarrollando una gran actividad tanto urbana como arquitectónica.
Centró su actividad sobre todo en los interiores, creando la espectacular escalera de honor y  decorando algunos aposentos reales.
Tras finalizar el proyecto con los planes originales, en 1747 el Palacio sufrió un incendio por lo que Fernando VI, hijo de Felipe V, encargaría a Bonavia hacer frente a la restauración de la fachada principal, de los arcos sustentadores de la terraza del primer piso y la adición del frontis sobre el que descansan el escudo real y las estatuas de los Reyes Felipe II, Felipe V y Fernando VI.




Por aquel tiempo, los Monarcas que residían en Palacio tras la muerte de Felipe V y el traslado de Isabel de Farnesio a la Granja, su hijo Fernando VI y Bárbara de Braganza, se trasladaron al Palacio del Buen Retiro.

La fase final del Palacio se lleva a cabo con el nuevo Monarca Carlos III tras la muerte de Fernando VI y del arquitecto Bonavia en 1759.
Dicho Monarca, creyó que el Palacio de Aranjuez era demasiado pequeño por lo que comunicó a cargo de Sabatini la ampliación de este con dos cuerpos a los lados del edificio principal dando lugar a una plaza de armas. Sabatini, incluyó varias novedades entre 1772 y 1777 como la que se encuentra en el extremo del ala derecha, la actual capilla, decorada por Bayeu, y el teatro ubicado en el ala izquierda.





El Palacio Real de Aranjuez exteriormente destaca por sus colores blanco, de la piedra y rojo, de los ladrillos produciendo así un contraste muy elegante. A continuación, observamos las diferentes vistas del Palacio:
  • El frente del edificio, excepto en su cuerpo central, presenta una sucesión de ventanas y balcones. 
    En la zona inferior un pórtico de cinco arcos de medio punto.



  • La fachada orientada al Este, con dos pisos, posee en su centro un cuerpo saliente cuyas ventanas y balcones dominan los Jardines del Parterre.



  • La fachada oeste está compuesto por tres naves que rodean el patio de armas.


Para finalizar, cabe destacar que junto al Palacio podemos observar los maravillosos Jardínes como el del Parterre, el de la Isla, el del Príncipe y el de Isabel II los cuales poseen numerosas fuentes y estatuas.









Dichos jardines están situados junto al río Tajo y en los alrededores del Palacio Real los cuales están al cuidado del Patrimonio Nacional, ya que posee el título de Patrimonio de la Humanidad bajo el nombre de Paisaje Cultural, también cabe destacar que son los más importantes del periódo de los Habsburgo en España y fueron más conocidos por el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo considerada la composición musical española más escuchada del mundo.




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